En vez de hacer algo para calmar el hambre existente en cada rincón del país, o de aliviar el dolor de las personas que necesitan medicinas en los hospitales ( e incluso en las clínicas privadas ), este régimen asesino pensó mejor la receta de hacer que el licor fuera más barato para que todos los venezolanos se emborrachen y se olviden da lanzarse a las calles a saquear o a alterar el orden público.
Las licorerías se convirtieron en el objetivo de los fiscales corruptos del SUNDDE que buscaron todas las formas de hacer que se bajaran los precios, y las filas de ebrios se perdían de vista, sobre todo en Prolicor de la Avenida Victoria.
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