Halil Dağ se encontraba celebrando un nuevo año en su vida, 38 para ser específicos, y decidió ir con sus amigos a un castillo en Sanliurfa, Turquía, sin saber que ese era el último viaje que haría.
El hombre decidió subir una montaña para tomarse una foto divertida, de celebración, le dijo a uno de sus acompañantes que iba a saltar y le pidió que lo fotografíe en el aire.
Dağ saltó pegando un grito, pero al caer tropezó dando unas vueltas en el suelo hasta caer por un precipicio. Una ambulancia se lo llevó con vida hasta un hospital, pero murió poco después de llegar. El hombre dejó a 8 hijos tras su muerte.
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