Desde entonces una multitud de feligreses peregrina en la capilla y piden a la virgen la concesión de milagros.
El párroco de la iglesia, José Segura, afirmó que la gente limpió la cara de la Virgen María dos veces y las “lágrimas” continuaron brotando. “Creo que es un recordatorio para todos nosotros de acercarnos más a Dios y dejar de ser violentos y unirnos”, sostuvo.
La iglesia no ha cerrado desde que se conoció la noticia. Aseguran que las lágrimas no son de una sustancia similar al agua, sino que representan algo más grasoso y “huele a rosas”.
Las autoridades eclesiásticas indicaron que se inicó una investigación para identificar su naturaleza exacta.
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