El escaso rendimiento de la industria, reestatizada en 2008 por orden del fallecido expresidente Hugo Chávez, no sorprende a los trabajadores, que han sido testigos de la parálisis prolongada de sus plantas. Las acerías de planchones y palanquillas en donde se transforma el metal en grandes piezas que luego pasan a ser productos planos o largos, pasaron la mayor parte de los primeros seis meses del 2018 detenidas.
Hasta el viernes, la acería de Palanquillas seguía paralizada, al igual que la de Planchones. “Planchones había arrancado el 10 de junio, pero por problemas de agua se paró. Luego, hubo problemas con el argón que resolvieron la semana pasada. Supuestamente, la demora ahora se debe a que los drenajes subterráneos están tapados, el piso de los hornos está anegado y es un riesgo colar acero bajo esa condición. Si se perfora un cucharón o la cuba va a haber una explosión de gran magnitud”, explicó un trabajador, que prefirió mantener su nombre en reserva por temor a represalias.
De acuerdo con cifras extraoficiales, a las que Correo del Caroní tuvo acceso, la producción de acero líquido de 39.092 toneladas entre enero y junio significó 20% de la alicaída meta de producción de ese periodo y apenas 2% de la capacidad instalada de la industria, que asciende a 5,1 millones de toneladas.
En el mismo periodo de 2017, Sidor produjo 141 mil toneladas, lo que evidencia un retroceso de 72% en un año.
La contracción es mayor si se compara con 2007, cuando Sidor logró su récord histórico de 4,3 millones de toneladas en el año. Comparado con ese año, el derrumbe productivo es de 98%, una caída que llega justo cuando la estatal celebraba este lunes 9 de julio 56 años de su primera colada de acero, un hito para Venezuela y para la ingeniería nacional.
La parálisis se extiende a todas las plantas de la otrora siderúrgica más importante de América Latina y el Caribe. La producción de pellas retrocedió 55% respecto del primer semestre de 2017; la planta de cal, 80%; la fabricación de alambrón y barras, 33% y 40%, respectivamente; y la producción de laminación de caliente, cayó 79%. La caída se traduce en falta de acero en cabillas o alambrón para la construcción o piezas para la elaboración de repuestos automotores o láminas de hojalata para enlatar sardinas y atún.
La contracción desnuda la desinversión de un Ejecutivo que planeaba, según lo anunciado a los trabajadores, inversión y mantenimientos, arranque de plantas y otros proyectos, con los cuales estimaba llevar la producción a 5,8 millones de toneladas de acero líquido en 2017.
Cordón en frío cumplió un año detenido
En este primer semestre del 2018, despuntan también las nulas cifras de operación del cordón en frío de la industria, luego de que se cumpliera un año del incendio que, en la madrugada del 22 de junio de 2017, consumió parte del área de Decapado de Sidor. Se cumplió también un año de escasas acciones para reacondicionar el área y lograr su arranque.
En el área de decapado se realiza el acondicionamiento de la superficie de las bobinas de acero, que previamente han atravesado el proceso de laminación en caliente de la industria. Allí se realiza el corte del borde y un lavado químico, para luego pasar a las líneas de Tándem y otros eslabones necesarios para la obtención de hojalata, destinada principalmente a la industria alimenticia; material para fabricación de techos y otros usos en el sector industrial y automotriz.
Tanto en el área de Decapado, como Tándem 1 y 2, la producción fue cero, lo que complica la operatividad de enlatadoras nacionales que a falta de materia prima nacional, deben recurrir a las importaciones de hojalata elevando sus costos de producción y, por ende, los precios de venta al público.
Una siderúrgica sin inversiones ni planificación
Jesús Herrera, líder de la Organización Proletariados Organizados al Rescate de Sutiss (Por-Sutiss), sostuvo que la tasa de uso de apenas 2% y el tiempo de paralización de más de 90% en las instalaciones de aceración y productos con valor agregado evidencia “que no se cumplió con el plan de inversiones, reparaciones y mantenimientos que nos llevarían a dar un salto cuántico en la producción”.
El trabajador resaltó que en el caso de la producción de productos primarios como pellas, Hierro de Reducción Directa y cal, cuyas plantas alcanzaron no más de 18% de operatividad efectiva, “solo el esfuerzo colectivo y comprometido de los sidoristas logró la continuidad operativa en el proceso”.
Herrera insistió, como lo ha hecho desde hace más de un año, en la necesidad de que el Ministerio del Trabajo declare la Instancia de Protección de Derecho -establecida en el artículo 140 de la Ley Orgánica del Trabajo- a fin de garantizar los derechos laborales y evitar un cierre técnico “con despido de trabajadores o flexibilización de beneficios”.
Esto, resalta, “en el entendido de que el fracaso del plan operativo 2016-2018, no es con ocasión al incendio ocurrido en Decapado, paro sindical o por la falta de bus; es por limitación en la planificación del plan de producción, bajo inventario de productos y no cumplir con un plan integral de inversión, compra de materia prima importada, insumos y repuestos, siendo la gestión de Abastecimiento la causante del mayor impacto”.
El mayor repliegue productivo ha sido durante la gestión del militar de la Guardia Nacional Bolivariana, Justo Noguera Pietri, quien en octubre de 2017 fue nombrado presidente ad honorem de la industria. Las mayores consecuencias de la caída se acentúan ahora que el Ejecutivo promete una reestructuración y un régimen especial transitorio de gestión financiera y operativa, bajo la promesa una vez más de elevar la producción.
Fuente: Donlengua.com
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