Mientras tanto los gobiernos del mundo deciden no intervenir en lo que está ocurriendo, para no perder sus barriles de petróleo o para no tener problemas con los grandes narcotraficantes y terroristas del régimen.
Estos ciudadanos han venido llegando paulatinamente a países como Perú, Ecuador y Brasil, sin nada de dinero en sus bolsillos y con muchas ganas de comenzar una nueva vida con la que puedan llegar a vivir en mejores condiciones. Muchos de ellos eran de clase media mientras vivían en nuestro país, pero eso no significaba que tuvieran una buena calidad de vida. La inseguridad aleja a la gran mayoría, seguidos por el desempleo, la falta de alimentos y sobre todo de medicinas básicas como el alcohol etílico, las pastillas para el dolor, o hasta una simple curita, que no se consigue en Venezuela, ni que seas millonario.
Fuente: Donlengua.com
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