La más reciente víctima del creciente comercio y reciclaje de ataúdes fue un GNB, asesinado por guerrilleros colombianos en Amazonas. El sargento José Jean Martínez falleció junto a otros dos militares en el sector Picatonal tras ser emboscados por una columna del ELN.
Tras la acción el Ministerio de la Defensa compró la urna y sufragó los gastos de la inhumación. Ahora sus atribulados familiares no salen de su tragedia.
Los parientes del sargento Martínez aseguraron que por decisión familiar sepultaron el cuerpo en el cementerio de Rabanal, ubicado en el municipio Biruaca, estado Apure. Sin embargo, tres días después de concluir la ceremonia decidieron regresar al camposanto, pero encontraron la fosa vacía.
Denunciaron que hallaron el cadáver envuelto en una sábana en un paraje cerca de la tumba. Los bachaqueros de urnas usadas se robaron el ataúd.
Al cementerio municipal llegó una comisión de guardias nacionales adscritos al Destacamento de Seguridad Urbana (Desur-35), donde comprobaron el robo. Trascendió que los compañeros de armas del fallecido sargento realizaron una colecta para adquirir una nueva urna. El militar fue sepultado de nuevo en el mismo lugar.
Funcionarios adscritos al Desur-35 realizaron diversos operativos para tratar de recuperar el féretro robado. Fuentes militares de la región señalaron que allí son recurrentes las profanaciones.
En el cementerio municipal de Valencia también son habituales las denuncias relacionadas con robos de huesos y cráneos. En el camposanto valenciano se observan ataúdes. Hace algunos días la Policía Municipal de Valencia informó la detención de tres profanadores.
Fuente: notitarde.com
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