Las autoridades sospechan que fue víctima de un sicariato, ejecutado por cuatro hombres encapuchados, vestidos de negro y fuertemente armados, que se lo llevaron a las 3 de la tarde del lunes, cuando llegaba a su barbería, ubicada en el bulevar Anauco, de San Bernardino.
Los testigos dicen que Pacheco forcejeó con sus captores, hasta que lo redujeron a golpes, le colocaron una capucha y lo montaron en una de las dos motos. Iban por el ya que al verlo uno de los encapuchados le dijo “tu mismo eres”.
Pacheco vivía en el sector “11 de Agosto”, San José, Cotiza, con su esposa y sus dos hijos, de 10 y 3 años. Cuando recibió la llamada telefónica se encontraba en Los Erasos, visitando a unos familiares, le dijeron que debía ir urgentemente al local porque había ocurrido un cortocircuito y se estaban quemando unos cables.
A los pocos minutos una persona llamó a la madre de Pacheco, le dijo que su hijo estaba muerto y que fuera a buscar el cadáver en las inmediaciones del Museo Histórico Militar, del 23 de Enero. Los familiares acudieron y no lo encontraron. Mientras hacían el recorrido consultaron a unos efectivos de la GNB, quienes les notificaron que habían escuchado cinco disparos provenientes de El Calvario. Al llegar a la placita supieron que a Pacheco ya lo habían trasladado al hospital de Coche, donde falleció.
Tenía las manos atadas hacia atrás con tirraje en las muñecas, su franela en forma de capucha cubriéndole la cabeza, recibió tres tiros en el pecho y cayó boca abajo. Presumen que lo arrodillaron para ajusticiarlo. Conservaba sus documentos pero el teléfono no fue localizado.
Pacheco tenía pocos días de haber llegado de Colombia porque vino a retirar el pasaporte que le había salido y pensaba regresar este jueves 8 al vecino país. Le gustaba la actividad comercial y se manejaba entre Venezuela y Colombia. Había confrontado problemas con un individuo, a quien le alquiló hace ocho meses una parte del local donde tenía su barbería, para que montara una cauchera, pero el hombre nunca pagó la renta y Pacheco le pidió desocupación porque necesitaba el espacio para ampliar su barbería.
Le había reclamado varias veces al inquilino, de nombre Anderson, lo citó por Fiscalía, pero el hombre no acudió a la cita. Cuando Pacheco fue llamarle la atención, le gritó que no le importaba que lo denunciara porque el era malandro de San Agustín, y tenía su gente para mandarlo a matar y a quemar. Este hombre es el principal sospechoso.
Fuente: el-carabobeno.com
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