La esposa de Merentes Alfonzo fue de inmediato a la policía. Tras escuchar el audio, los funcionarios de la oficina Base Antiextorsión y Secuestro del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de Lara fueron hasta la dirección que la víctima señalaba. Pero tras un recorrido por la zona, no hallaron nada. Horas después, a las 8:30 de la noche, hicieron el primer hallazgo. En un estacionamiento de la avenida Libertador con calle 51, a más de 3,5 kilómetros del sitio apuntado en el mensaje, los uniformados consiguieron el Chevrolet Cruze con el que los hermanos se trasladaban.
Cuando llegó la nota de voz, la familia de las víctimas tenían una certeza: ambos se iban a reunir con Ivanhoe Josafat Rangel Ledezma, de 27 años, un joven que les pagaría una deuda pendiente ese día. Él mismo los había citado para encontrarse. En horas de la madrugada del 2 de noviembre, cuando la policía lo localizó en su vivienda de la urbanización El Amanecer de Cabudare, estado Lara, negó estar involucrado en la desaparición de los hermanos. Sin embargo, se lo llevaron para interrogarlo. Horas después, confesó.
Desde hace años, Rangel Ledezma acudía a una iglesia cristiana evangélica y en 2017 comenzó a visitar la iglesia Las Buenas Nuevas, guiado por los pastores Álvaro y José Rea, muy conocidos en Barquisimeto, capital de Lara. Al sospechoso, que está casado, sus hermanos de culto lo describen como una persona “comprometida con Dios”. Sin embargo, de acuerdo con las investigaciones realizadas, hoy es el supuesto culpable del doble homicidio de los hermanos Merentes Alfonzo, a quienes mató para evitar pagar los miles de dólares que les debía.
Cita bajo engaño
Los Merentes Alonzo, propietarios de una empresa de insumos eléctricos en la Zona Industrial de la ciudad, se dedicaban a la venta de dólares y movían grandes cantidades de dinero. Rangel Ledezma era uno de sus clientes. Les había vendido 10.000 dólares, pero nunca se los entregó. Aunque se dijo también que los comerciantes le habían vendido una máquina Bitcoin a su supuesto victimario, esta nunca fue localizada.
Los hermanos habían intentado cobrar el dinero al joven varias veces, pero este siempre les quedaba mal. Finalmente, les aseguró que ese 1 de noviembre sí les pagaría. Por eso los citó en una casa, aún en construcción, en la carrera 27 entre calles 13 y 14, la misma dirección que se escuchaba en la nota de voz. Allí se verían, según el muchacho, por cuestiones de seguridad.
Rangel Ledezma llegó a la cita en una camioneta Nissan Murano gris, propiedad de un tío, y los hermanos en su Chevrolet Cruze plateado. De acuerdo con las investigaciones, una vez que se encontraron dentro de la vivienda, el presunto asesino se llevó la mano a su bolsillo y sacó un arma de fuego, un revólver calibre 38 marca Colt con el que sometió a las víctimas. Sin titubear, les disparó varias veces.
Un vecino de la zona contó que se escucharon más de doce detonaciones, pero en los dos cuerpos se contabilizaron ocho orificios. Según los funcionarios del Cicpc, el revólver colectado, de seis municiones, debió ser recargado en más de una ocasión.
Las pesquisas apuntan que, una vez que Rangel Ledezma mata a los hermanos Merentes, lleva sus cuerpos hasta un hueco que se usaría como tanquilla de luz de la vivienda. Allí los lanzó y tardó al menos dos horas para enterrarlos. Luego, llevó el carro de las víctimas lejos de la escena del crimen y huyó para deshacerse de las pertenencias de los muertos. Al final, volvió a su casa de Cabudare.
Dos metros y medio bajo tierra
A las 5 de la mañana del viernes 2 de noviembre, y tras la confesión de Rangel Ledezma, los funcionarios de la base de Secuestros del Cicpc llegaron a la vivienda donde estaban los cuerpos. Mientras observaban el terreno, se percataron de un espacio irregular en una de las esquinas. Fue entonces cuando contactaron a los detectives del Eje de Homicidios, quienes poco después comenzaron a cavar. Tres horas más tarde, y a dos metros y medio bajo tierra, encontraron los cuerpos de los Merentes Alfonzo.
El cadáver de Juan Ernesto, el menor de los hermanos, quedó con dos heridas de bala: una en el cuello y otra en el pecho. Mario Alejandro tenía dos balazos en las piernas, dos en el pecho y dos más hacia el rostro. Según la autopsia practicada en el Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto, ninguna de las lesiones tuvo orificio de salida.
La reconstrucción del suceso hecha por los detectives indica que Juan Ernesto murió de forma instantánea y por eso fue el primero que Rangel Ledezma lanzó a la tanquilla. Pese a las heridas, Mario Alejandro quedó vivo y en medio de su agonía, mientras su victimario trasladaba el cadáver de su hermano, sacó su teléfono celular y envió la nota de voz que permitió comenzar su búsqueda.
Tras el hallazgo, comenzaron los allanamientos en varias viviendas. En una casa en la urbanización Roca del Valle, en Cabudare, propiedad de un tío de Rangel Ledezma que no está en el país, localizaron el revólver del crimen y las pertenencias de las víctimas. Allí estaban sus Iphone. Uno de estos dispositivos estaba manchado con la sangre de los Merentes Alfonzo, la misma que tenía el arma con la que presuntamente los mataron.
El sospechoso, dice el Cicpc, había planeado el crimen alrededor de 15 días antes de cometerlo. Por eso, con anterioridad, había acudido a la vivienda donde se consiguieron los cuerpos para preparar el hueco de la tanquilla de luz donde depositó los cadáveres.
El Evangelio según Rangel Ledezma
El caso del doble homicidio de los hermanos Merentes Alfonzo estremeció Lara. Mario Alejandro, esposo y padre, dejó dos niños huérfanos. Su hermano Juan Ernesto llevaba algún tiempo viviendo con su pareja. Quienes los conocieron, aseguran que eran muy queridos y que las negociaciones que hacían en dólares no eran nuevas.
De Rangel Ledezma se supo que, actualmente, cuidaba varias viviendas y vehículos de familiares que están en el exterior. Eran ellos quienes lo ayudaban a mantenerse. Todavía se desconoce qué oficio tenía el joven.
Según el Cicpc, las pesquisas de telefonía que se realizaron comprometieron cada vez más al presunto asesino. Durante horas negó su participación, pero ante la presión y las pistas que lo incriminaban, relató lo que había hecho.
Su detención ocurrió el viernes 2 de noviembre y ante los tribunales larenses lo presentaron, luego de un diferimiento, el lunes 5. El caso lo lleva la Fiscalía Sexta del Ministerio Público.
Cuatro abogados representan al presunto victimario y aseguran su inocencia, pese a la confesión. Al detenido le imputaron el delito de homicidio intencional calificado por motivos fútiles con alevosía y ordenaron que quedara tras las rejas. También se solicitó que le practicaran en los próximos días una serie de exámenes forenses.
En 45 días hábiles el Ministerio Público deberá presentar la conclusión de las investigaciones para que se lleve a cabo la audiencia preliminar del caso. Si Rangel Ledezma admite el crimen, será sentenciado. De lo contrario, se aprobará un juicio en su contra.
La iglesia Buenas Nuevas, a donde acudía el presunto victimario, no se ha quedado en silencio. El lunes, la institución publicó un comunicado en el que se afirma que ninguno de los líderes, ni pastores conocían los conflictos que tenía Rangel Ledezma.
“Todos esperamos que una persona que participaba en una comunidad cristiana y busca conocer lo que la Biblia enseña, sobre el amor de Dios y al prójimo, viva de acuerdo con estas enseñanzas. Lamentablemente no siempre es así, y algunas personas siguen guardando en su vida interna pensamientos opuestos a lo que Cristo enseña: resentimientos, orgullo, rebelión o aún vicios y costumbres perversas. A pesar de esto, seguimos fieles al ejemplo de nuestro señor Jesucristo”, dice parte del documento.
Rangel Ledezma fue trasladado nuevamente a la sede del Cicpc. Su rostro es muy diferente al de las fotos viejas que han circulado por redes sociales. Hoy está más gordo y tiene el cabello largo. Durante la audiencia tenía puestos sus lentes, una franela blanca, un mono negro y unos zapatos Nike. Con las manos esposadas a su espalda, mantenía la cara baja. En los calabozos, no deja de hablar del evangelio y de los pastores Rea.
Fuente: http://reporteconfidencial.info
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