Según testigos, fueron tres los asesinos encapuchados que además vestían de negro y llegaron a través de río Grita en una canoa, portando mini Uzi. Dos ingresaron a la vivienda y el tercero se quedó en la parte externa, como “mosca”.
De acuerdo con las autoridades neogranadinas, los venezolanos se dedicaban al comercio informal y habían llegado al vecino país atravesando un paso irregular o “trocha”.
Estaban hospedados en la casa donde aproximadamente a las 8 de la noche del miércoles fueron sorprendidos y asesinados por los desconocidos.
“Se presentó un hecho desafortunado en la noche del día anterior (miércoles) en las riberas del río Grita, frontera en Puerto Santander con Venezuela, donde ingresaron unos sujetos a una residencia y ultimaron a tres personas”, explicó el comandante de la Policía de Cúcuta, coronel Javier Barrera.
Francisco Javier Vargas, de 36 años, fue la primera víctima de los homicidas. Murió en la entrada de la casa; Anderson Antonio Yanes Márquez, de 31 años, fue asesinado mientras dormía en una habitación; y el cadáver de Kevin Valero quedó sobre una cava, en la cocina, hasta donde aparentemente corrió en busca de refugio, según diario La Opinión.
El triple crimen habría sido perpetrado al momento que en el sector había una quema de pólvora, por ello ningún vecino escuchó las detonaciones.
Una pareja de venezolanos que recién había llegado a la casa en mención logró salir con vida de la balacera, huir sin que siquiera los asesinos se preocuparan por perseguirla.
Otra pareja, que junto a su hija de 3 años, también llegaba a la casa, desistió de entrar cuando a pocos metros de la puerta el hombre que fungía como “mosca”, la conminó con señas, a retirarse.
“Yo traía a mi hija alzada, pero vi a ese hombre que me hizo señas con la cabeza y el arma para que nos fuéramos. De inmediato, dimos la vuelta y salimos a correr, a escondernos donde un vecino”, contó el hombre, que vive arrendado en la misma casa, relató La Opinión.
El coronel Barrera consideró que el móvil del triple asesinato tuvo que ver con “con las actividades criminales que cometían relacionadas con el narcotráfico, el contrabando de hidrocarburos y armas”; sin embargo, se conoció que Vargas tenía tres semanas en Puerto Santander; Yanes ya había cumplido un mes. Ambos vendían churros de manera ambulante y percibían entre 15 y 20 mil pesos diarios.
Valero trabajaba vendiendo pasajes en una agencia de transporte, pero desde el mismo miércoles, empezó a vender churros junto a sus compañeros, aclaró La Opinión.
Segunda masacre
En cuatro días esta es la segunda masacre que se presenta en la zona de frontera. El domingo fueron asesinadas tres personas en un bar de El Escobal, que limita con el municipio Pedro María Ureña del estado Táchira.
Para la Policía Metropolitana de Cúcuta una hipótesis de la masacre de El Escobal obedece a una disputa territorial entre bandas criminales Los Rastrojos (que surgió tras la desmovilización de paramilitares AUC), el Clan del Golfo y La Línea, por cuanto una de las víctimas era exintegrante de Los Rastrojos, siendo capturada este año por concierto para delinquir y porte ilegal de armas.
En lo que ha transcurrido de 2018, 35 venezolanos han sido asesinados en la zona de frontera.
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Fuente: lanacionweb.com
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