Nicolás Maduro debería agradecerle a Juan Guaidó, que ha frenado un poco la posible intervención militar armada, que acabaría con las cúpulas del régimen con solo un par de misiles en el lugar y horas indicados. Luego de un bombardeo controlado, entrarían fuerzas de paz de la ONU, y militares colombianos y americanos para mantener las calles del país en calma y proteger a los ciudadanos y sus bienes.
Esta operación sería bastante rápida, y la presencia de funcionarios armados mientras se da la transición, apenas sería de 3 meses cuando mucho. Una operación militar de este tipo en Venezuela sería tan simple como que a Donald Trump se le ocurra firmar un simple papel.
Mientras tanto Nicolás Maduro se apresura para intentar comprar misiles nuevos y armas de defensa anti-aérea, ya que ha comprobado con los últimos ejercicios militares, que ni la tropa está preparada para un simple ataque, y que el sobrevuelo de cualquier misil sobre el país, no podría ser evitado ya que no tenemos armas adecuadas para tumbarlo. Nuestros equipos militares están obsoletos, y los más novedosos ya tienen más de 12 años, cuando Hugo Chavez los compró con otras chatarras rusas.
La opción militar está cada día más latente, y de allí el terror que tiene el régimen de encarcelar a Juan Guaidó o de hacerle daño a cualquier demócrata. Maduro ya no sabe a quién consultar, y tanto China como Rusia comienzan a darle la espalda discretamente ya que no se quieren meter en problemas bélicos que no les interesan económicamente.
Fuente: Donlengua.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario