Ante esta realidad, ningún salario en Venezuela puede hacer frente a la dura crisis económica. Ese ha sido el legado madurista durante el sexenio de destrucción económica que la ahora cúpula usurpadora de Miraflores ha originado para los venezolanos. Hoy, desde el trabajador más humilde, hasta el más preparado de los médicos venezolanos percibe ingresos miserables que ni siquiera sumando el más alto de los escalafones en el plano de la administración pública supera el dólar diario de ingresos.
Así tenemos que tanto un profesor universitario con estudios de doctorado, como un general que tenga completa su formación de Estado Mayor con Seguridad y Defensa, llega a tener como salario ni siquiera los 30 dólares mensuales. Eso es una vergüenza para la nación petrolera que tanto se jacta Maduro en sus permanentes cadenas, en las cuales nos vive diciendo que tenemos las mayores reservas de crudo del planeta, y las cuales, supuestamente representan el objetivo final de Estados Unidos por querer “derrocarlo”.
Nada más farsante y apartado de la realidad como argumento político. Porque de ser así, entonces ¿Cuáles han sido las razones que han orientado al madurismo para seguir vendiendo durante todos estos años a ese país la máxima cantidad posible de petróleo? ¿Cómo puede justificar el madurismo que teniendo Venezuela tal cantidad de reservas, su principal industria petrolera haya disminuido sus niveles de producción en estos últimos seis años en aproximadamente dos millones de barriles por día? ¿De qué manera pueden justificar los maduristas, en especial la senectud resentida que nos vive hablando de “guerra económica – que los venezolanos tengamos que padecer esta realidad? ¿Cómo pueden justificar los maduristas que el pueblo de la patria de Bolívar, tenga necesariamente que vivir de las remesas porque el sistema neocomunista y neonazista destruyó por completo la moneda nacional?¹
Para colmo el sistema educativo se encuentra en deplorables condiciones. Visitar una escuela, liceo o universidad es el reflejo de la quiebra moral y ética de Venezuela. No solamente es ver el cómo tanto estudiantes como docentes son sometidos en condiciones humillantes de lo que debería ser un entorno apto para el aprendizaje, sino que la deserción escolar aumenta de manera diaria, junto con el abandono de la carrera docente como medio de existencia de vida, sin obviar que tanto el programa de alimentación escolar como de comedores universitarios desaparecieron como política social, y cuando “funcionan” le llaman “alimentación” a una miserable cucharada de lentejas que los turcos de Erdogan nos cambian por lingotes de oro.
En relación con el sistema asistencial la crisis es más vulnerable. En los hospitales y ambulatorios no existe ni una pastilla para el dolor de cabeza, o ni siquiera gasas ni algodón. No obstante, los maduristas al igual como desconocían el valor del mercado paralelo de divisas, se atreven a decirnos que tenemos el sistema de salud “más humano” y de “calidad”, tal y como lo dice Tareck El Aissami², razón por la cual, habría que preguntarle a esos individuos, ¿cuándo ellos o sus familiares están afectados por alguna patología van a “curarse” en los centros públicos asistenciales? ¡Hipócritas!
Quienes defienden el madurismo, defienden la hiperinflación. Quienes defienden al madurismo, defienden que usted no tenga agua ni luz en sus viviendas o espacios de trabajo. Quienes defienden al madurismo, defienden que la criminalidad actúe con impunidad, robando, atracando y asesinando. Quienes defienden al madurismo, defienden la corrupción. Quienes defienden al madurismo, defienden que la cúpula madurista viva como una élite capitalista. Quienes defienden el madurismo, defienden la corrupción. Quienes defienden el madurismo, defienden con sus sonrisas que la mayoría de venezolanos sufra porque no tiene nada qué comer. Quienes defienden al madurismo, defienden que nuestros niños mueran por falta de una vacuna o una medicina. Quienes defienden al madurismo, defienden que nuestros pensionados duerman en las calles y avenidas para cobrar una mísera pensión. Quienes defienden al madurismo, les alegra que regalemos el poco petróleo que producimos a la corrupción cubana. Quienes defienden al madurismo, sólo quieren ver sufrir a los venezolanos.
Venezuela está agonizando. Quienes aún defienden esta bazofia política que todavía se mantiene en Miraflores por la fuerza de las armas y el chantaje del hambre, saben que sus días están en cuenta regresiva. Luego de seis años de destrucción económica, los maduristas son felices porque han logrado que los venezolanos tengamos un salario de 18 centavos de dólar por día. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
Por: Javier Antonio Vivas Santana / Aporrea
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