Una teniente y cinco sargentos de la Guardia Nacional, la principal unidad militar destinada Maduro a contener las movilizaciones opositoras, dijo que buena parte de quienes han desertado viajan a Colombia a través de la frontera más accesible, aunque otros se dirigen a Brasil.
Las autoridades migratorias de Colombia han dicho que 1.400 efectivos venezolanos se desvincularon de las FANB maduristas este año, mientras que el Ejército brasileño tiene registro de unos 60 miembros de las fuerzas de la nación petrolera que emigraron a Brasil desde que Maduro cerró la frontera el 23 de febrero, para bloquear los esfuerzos para ingresar ayuda humanitaria.
“Han salido muchos militares, en su mayoría de la Guardia Nacional, hay poco Ejército, hay poca aviación, hay poca armada. Y todavía vendrán más. Hay más personal que se quiere ir”, dijo una teniente de la Guardia Nacional previamente este mes. La militar venezolana llegó a pie hasta la ciudad brasileña de Pacaraima, en la frontera, luego de caminar durante horas por senderos utilizados por comunidades indígenas.
Las autoridades de ambos países han dicho que el ritmo de militares que se van de Venezuela ha acelerado en los últimos meses, a medida que se agrava la crisis política y económica de Venezuela.
Los militares, que pidieron mantener sus nombres en reserva por temor a represalias contra sus familias, se quejaron de que sus comandantes en Venezuela recibían grandes salarios y comisiones por contrabandear productos, mientras que efectivos de menor rango encaran los riesgos en las calles de Venezuela por poco dinero.
“Ellos ya tienen sus familias fuera del país, ellos viven bien, comen bien, tienen buenos sueldos y buenas ganancias”, afirmó la teniente.
El “ministerio” a cargo de Jorge Rodríguez, que se ocupa los contactos con medios, no respondió a los pedidos de comentarios sobre el tema.
En febrero, Samuel Moncada, dijo al Consejo de Seguridad que el número de deserciones de militares se había exagerado. William Castillo, dijo en esa oportunidad que sólo 109 de los 280.000 efectivos de las fuerzas armadas habían escapado.
Un sargento venezolano, que vistió orgullosamente su uniforme de la Guardia Nacional durante una entrevista en un hotel de Pacaraima, dijo que no podía mantener a sus dos pequeños niños con su salario equivalente a 10 dólares mensuales.
“Arriesgamos mucho la vida para lo poco que recibimos. Uno está para proteger al pueblo y el Gobierno quiere que uno ataque al pueblo. No puedo”, dijo. “Me fui por la situación y por los malos tratos de los superiores a los subalternos, las malas ordenes que nos dan”, añadió.
Maduro ha colocado a varios jefes militares en posiciones de alto rango en compañías estatales a fin de que le sigan siendo leales, indicó el sargento.
“El presidente sabe que si los sacan de todos esos cargos, esos mismos militares le van a dar la espalda y pueden darle un golpe de Estado”, afirmó.
Las rebeliones en rangos medios de la Guardia Nacional se han contenido mayormente con intimidaciones y amenazas de represalias contra las familias de los militares. Dicen que los teléfonos de efectivos sospechosos de oponerse a Maduro han sido intervenidos.
La falta de agua potable y medicinas, a lo que se suman extensos cortes del suministro eléctrico, exacerban una percepción de anarquía en el país, dijeron los desertores.
El sargento uniformado dijo que teme que se produzca un baño de sangre provocado por los “colectivos” que tratan de mantener a Maduro en el poder, si las fuerzas armadas se resisten a las órdenes de reprimir movilizaciones.
“Si esto sigue así vendrá mucha sangre”, comentó. “Ya no hay militares suficientes que tengan el corazón de piedra para atacar al pueblo (….) Porque los militares como yo sabemos que entre esa multitud hay familiares de uno que están protestando por la libertad”.
Fuente: Maduradas.com
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