“La gente de la funeraria Serfuncreca, en San Francisco, usó el cadáver de mi hermano para no hacer la cola de la gasolina. Los militares en la bomba abrieron el ataúd y le tomaron el pulso a mi hermano. En eso nos hemos convertido”, relató en su cuenta de Twitter.
“Este tuit fue mi forma de hacer catarsis ante la tragedia de la enfermedad y la muerte en Venezuela, pero sobretodo, ante nuestra profunda crisis moral y ética”, agregó.
Fuente: Maduradas.com
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