El caso ha despertado la atención dentro y fuera de la nación suramericana, mayoritariamente católica, donde poco se ventilan las denuncias sobre abusos sexuales contra menores cometidos por religiosos, en particular en los que han resultado implicados sacerdotes de la Iglesia Católica.
En meses recientes han aumentado las denuncias e investigaciones de abuso clerical en países de América Latina como Chile y México, pero Venezuela no es común escuchar de casos como éste.
En esta oportunidad la Iglesia Evangélica, que ha mostrado en los últimos años un sostenido crecimiento de feligreses en la nación suramericana, resultó golpeada por la detención de uno de sus líderes juveniles.
El presidente del capítulo del estado occidental del Táchira del Consejo Evangélico de Venezuela, pastor Otto Rodríguez, admitió que el incidente le generó un “grave daño” a la imagen de esa iglesia, y sostuvo que “por una persona que cometa un error de eso, no se puede tildar a toda una institución”.
Rodríguez dijo a The Associated Press que a raíz de ese caso las autoridades evangélicas emprendieron una reestructuración en un grupo de iglesias de San Cristóbal en las que se estableció un mayor control de las personas que tienen bajo su responsabilidad a menores de edad, y se eliminó los títulos de pastores en diversas áreas y se dejó a un único pastor.
Un tribunal de San Cristóbal confirmó la semana pasada la detención del líder juvenil de la Iglesia Evangélica “Jesucristo”, Sergio Monsalve, y un adolescente por su presunta responsabilidad en los abusos sexuales cometidos contra diez menores, con edades comprendidas entre los 10 y 16 años, anunció la Fiscalía General.
Monsalve, de 25 años, fue imputado por el delito de “abuso sexual” contra un joven de 16 años y otros niños, indicó en un comunicado el Ministerio Púbico.
Asimismo, las autoridades ordenaron mantener detenido a un adolescente, de 17 años, a quien le dictaron cargos como “cooperador” de los supuestos abusos. De acuerdo con las investigaciones, éste habría dejado inconscientes a las víctimas con una sustancia para que no ofrecieran resistencia a los abusos.
Una familiar del adolescente arrestado, que pidió no revelar su nombre para proteger la identidad del menor, dijo a la AP que las evaluaciones forenses practicadas al detenido revelaron que también fue víctima de violaciones, e insistió en su inocencia.
La mujer relató que, de acuerdo a la información aportada por su familiar, los incidentes ocurrieron en el marco de una vigilia de la Iglesia Evangélica “Jesucristo”, en el centro de San Cristóbal, en la que Monsalve pedía los niños y adolescentes que participaban en la reunión “masturbarse” y luego los “frotaba con aceite… y los llevaba a dormir”. “Allí es la parte en la que ellos no se acuerdan de nada”, agregó.
Algunos medios locales indicaron que los menores fueron drogados antes de ser abusados.
Rodríguez negó que los abusos ocurrieran dentro del recinto religioso e indicó que Monsalve trabajaba en un hotel cercano a la iglesia y “llevaba los niños al hotel, con el pretexto de que se iban a bañar, de que se iban a cambiar, y parece ser que era en el hotel donde este joven hacía esas actividades incorrectamente”.
La aparición de casos aislados, así como la debilidad de las instituciones y la ausencia de medidas preventivas y de atención especializada a las víctimas, son en opinión del activista Fernando Pereira, fundador de los Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap), que se dedican a la protección de los niños y adolescentes, algunas de las principales dificultades que se enfrentan en Venezuela para atender el problema de los abusos sexuales a menores.
Pereira afirmó que el caso ocurrido en San Cristóbal representa la “punta del iceberg” de un problema más amplio que existe en el país suramericano, e indicó que la situación se complica por el hecho de que en Venezuela “tenemos culturalmente una cantidad de tabúes que contribuyen a perpetuar el secreto. El silencio que es el principal aliado de esas prácticas”.
El activista afirmó que la falta de estadísticas oficiales también contribuye a agravar el problema.
Las cifras más recientes sobre esos casos las aportó en enero la Fiscalía General, que informó que entre agosto de 2017 e inicios de este año, a esa dependencia ingresaron 8.966 casos de abusos sexuales a menores y fueron condenadas 1.340 personas por ese delito, pero no aportó registros de otros años.
Fuente: AP
No hay comentarios:
Publicar un comentario