Las imágenes de muertos en las casas, en las aceras y en las calles de Guayaquil le dieron la vuelta al mundo, demostrando la incapacidad del Gobierno para atender a tiempo la magnitud de la crisis sanitaria. Es tal la gravedad de la pandemia en el país que en los próximos meses las autoridades estiman que habrán muerto entre 2.500 a 3.500 personas.
Y en medio de esta pandemia están los migrantes venezolanos, viviendo una nueva tragedia en el desamparo.
"Cada día que me levanto sólo pienso en regresar a mi casa. Es verdad que Venezuela está mal, pero al menos tendría la compañía de mi familia y no esta zozobra del desalojo por no tener cómo pagar el alquiler. ¿Hambre? Sí, tenemos hambre porque desde hace 27 días no trabajamos y ya nos quedamos sin comida. Sentimos que esto es una pesadilla, aquí en Ecuador estamos solos, a nuestra suerte. Ningún Gobierno se ha preocupado por nosotros ¡Y eso que tenemos dos 'embajadas'!: la de Maduro, que lo único que hace es dar recomendaciones de cómo lavarse las manos y la de Guaidó, que no sabemos dónde está, ni qué hace. Y del Gobierno de Moreno peor, parece que no supiera que existimos porque ni nos nombra".
Agotada, después de atravesar el centro al norte de Quito para buscar una bolsa con alimentos donada por venezolanos solidarios que aún pueden compartir de lo que tienen (pero no son la mayoría), Esther Ramírez (nombre ficticio) cuenta cómo el coronavirus Covid-19 le sacudió la vida a ella y a su hija de 17 años. Como si emigrar ya no hubiera sido un sismo impensable.
"Además de la angustia en la que ya vivíamos para sobrevivir como migrantes ahora tenemos miedo de morir de hambre o del virus; esto es desesperante", expresa la zuliana, de 45 años, con la voz ahogada en el tapabocas azul.
Como ella, más de 350 mil venezolanos en Ecuador están a la deriva. Dentro de la población migrante, nuestra comunidad es la primera en contagios, con muertes y casos sospechosos. Entre las víctimas fatales se cuenta una doctora barquisimetana, Lyll Montes, y un zuliano, el compositor gaitero William Atencio, ambos casos en Guayaquil.
Antes del 17 de marzo pasado, cuando comenzaron a aplicar el toque de queda parcial por la emergencia sanitaria, los venezolanos ya vivían su propia pandemia, la del desempleo.
La mayoría de los que trabajan ganan menos del salario básico, que es de $400 y dependen del trabajo diario: venden en las calles, en los semáforos, en los autobuses o laboran en tiendas, restaurantes, peluquerías más de 12 horas por 8, 10 o 12 dólares al día. Comer y pagar arriendo ya era un reto titánico. Enviar dinero a Venezuela, un esfuerzo mayor.
Según las cifras del Ministerio de Gobierno, al 19 de enero de este año, 354.538 ciudadanos venezolanos han ingresado al Ecuador de forma regular y se han quedado (saldo migratorio). Sin embargo, extraoficialmente, se conoce que más de 500 mil estarían en el país, tomando en cuenta que es el tercer país de acogida, luego de Colombia y Perú.
El Gobierno decretó un estado de excepción que incluyó la suspensión del proceso de regularización de los venezolanos en situación irregular (más de 200.000) mientras dure la emergencia sanitaria y la extensión por dos meses el censo migratorio una vez termine la excepción.
Con esta emergencia nacional los venezolanos han visto agravarse sus problemas, porque al no poder trabajar están enfrentando dificultades para alimentarse y no tienen sosiego ante la amenaza de los desalojos al no poder pagar sus arriendos. Por solicitud del Gobierno, la Asamblea Nacional debe aprobar una legislación que impida los desahucios, pero aún eso está solo como una instrucción presidencial, en la realidad los desalojos siguen ocurriendo.
El Gobierno ecuatoriano no ampara a los venezolanos con las ayudas que está entregando a los más vulnerables, que incluyen bolsas de alimentos y bonos, y tampoco en la atención médica, porque aunque afirma que no hay discriminación, ni en el 171 ni en los centros de salud se les da respuesta efectiva. Solo algunas alcaldías o gobiernos provinciales han dado un poco de ayuda gracias a la gestión de ONG venezolanas.
Si no fuera por la iniciativa de venezolanos preocupados por su propia gente, la situación fuera aún más indignante. Pero la solidaridad ha dejado ver su cara en esta pandemia y decenas de familias en Quito, Guayaquil, Cuenca, Ibarra y Manta han estado recibiendo alimentos o al menos una comida diaria gracias a la preocupación de venezolanos y algunos ecuatorianos que donan dinero o productos alimenticios que luego son repartidos.
En Quito, varias ONG y cuentas de redes sociales venezolanas iniciaron campañas para solicitar ayuda y poder llevar alimentos a los más necesitados. Una tarea que revela el gran corazón de los venezolanos en las dificultades.
En Guayaquil, la Fundación Mueve Ecuador está haciendo un trabajo extraordinario demostrando que el esfuerzo ciudadano rinde buenos frutos: cientos de familias reciben cada día una bolsa de alimentos. Solo que la demanda de ayuda supera toda capacidad.
En Cuenca, la ONG Haciendo Panas afirma que el 80 % de los venezolanos vive de la economía informal y solo un 5% aproximadamente tiene un contrato de trabajo legal, que lo ampare, lo que significa que el 95% de los venezolanos se encuentra en estado de vulnerabilidad.
"La situación es tan crítica que podemos hablar de hambre..Hay una angustia generalizada por la situación alimentaria, familias con niños en desesperanza, solicitando urgentemente alimentos. Otros, con la presión de pago de arriendos, entendiendo que muchos arrendatarios viven de la renta. Porque si bien es cierto que hay ciertas medidas, estas no te eximen y hay casos de desalojos, pocos, pero se le suman a la penuria que muchos están viviendo.
Se está teniendo un apoyo con kits de alimentos por parte de la Alcaldía, pero han tenido una entrega bastante retardada, lo que esta haciendo que algunos venezolanos vuelvan a la calle a pedir comida, situación que pone en riesgo la salud de todos", reporta la ONG.
En Manta, los venezolanos Mari Carmen Hernández y Jorge García unieron esfuerzos para llevar alimentos a los más vulnerables.
"Manta es una ciudad con mucha gente de buen corazón (...) me atrevo a decir que más de la mitad de los venezolanos están en situación de vulnerabilidad y eso crece a medida que pasan los días sin trabajar", dice Mary Carmen.
"Gracias a las donaciones de algunas personas se ha podido ayudar a más de 300 venezolanos con comida preparada. Ya que no contamos con los suficientes recursos para darles alguna bolsa de alimentos para que le dure al menos algo más de tiempo".
Con una semana más de toque de queda por delante, el Ecuador se acerca a un mes de paralización que mantiene a los venezolanos en incertidumbre, sin ingresos económicos, alimentos ni recursos para emprender el regreso a Venezuela, un sentir que ha venido cobrando fuerza en los últimos días.
Fuente: Panorama.com.ve
Si aquí venzla esta mal pero luchamos por e día a día en nuestro hogar e da pena que digan eso no parecen ser venezolanos mira cada quien recibe lo que la vanidad Le propicia se fueron de aquí por un mal vivir. Una vida mala. Y que consiguieron. Ahora también se quejan porque no les ayudan los gobernantes que odian. Y que credibilidad tienen. Por la vanidad de los humanos es la consecuencia del virus. Es como una ironía lastimosa. Irme de venezuela porque me.muero de hambre y ahora. Estoy en la calle huyendo de no contajarse.. Causa y efecto.
ResponderEliminarSi aquí venzla esta mal pero luchamos por e día a día en nuestro hogar e da pena que digan eso no parecen ser venezolanos mira cada quien recibe lo que la vanidad Le propicia se fueron de aquí por un mal vivir. Una vida mala. Y que consiguieron. Ahora también se quejan porque no les ayudan los gobernantes que odian. Y que credibilidad tienen. Por la vanidad de los humanos es la consecuencia del virus. Es como una ironía lastimosa. Irme de venezuela porque me.muero de hambre y ahora. Estoy en la calle huyendo de no contajarse.. Causa y efecto.
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