Para llegar allí, Goudreau y otros dos excompañeros de las Boinas Verdes confiaron en una inusual ayuda: un vuelo fletado desde el aeropuerto privado Opa Locka de Miami en un avión propiedad de un empresario venezolano tan próximo al gobierno del fallecido Hugo Chávez, que pasó casi cuatro años en una prisión estadounidense por tratar de ocultar pagos clandestinos en efectivo a sus aliados.
El propietario del Cessna Citation II, un aparto con líneas amarillas y azules y matriculado en Venezuela con el número YV-3231, era Franklin Durán, según tres personas conocedoras de los movimientos del empresario que hablaron bajo condición de anonimato por temor a represalias. Durante más de dos décadas, Durán ha tenido numerosos lazos comerciales con el régimen socialista de Venezuela, lo que hace de él una extraña elección para ayudar a una banda de aspirantes a mercenarios a derrocar a Maduro, la persona a quien Chávez eligió como sucesor.
Durán y sus colaboradores están ahora en el centro de múltiples investigaciones en Estados Unidos, Colombia y Venezuela por cómo Goudreau, un veterano de guerra con tres Estrellas de Bronce pero poco conocimiento de Venezuela, logró lanzar una fallida incursión que terminó con la captura y detención de sus dos compañeros de las fuerzas especiales.
El rol de Durán y su cercanía a altos cargos han revivido las acusaciones del presidente encargado Juan Guaidó y de autoridades estadounidenses de que estaba trabajando en secreto para Maduro y se habría apropiado de la “Operación Gideon”, el nombre del frustrado complot de Goudreau.
“Aquí hay financiamiento de la dictadura”, dijo Guaidó en una entrevista posterior al asalto con EVTV Miami, un medio online dirigido por exiliados venezolanos. “Un empresario, testaferro muy vinculado al conductor del programa de chisme”, agregó en referencia al líder del Partido Socialista, Diosdado Cabello, cuyo programa semanal en la televisora estatal, alimentado por la vasta red de inteligencia venezolana que controla, lanzó por primera vez en marzo acusaciones de un ataque planeado por Goudreau.
Maduro afirmó que Guaidó, cuyos asesores firmaron el año pasado en Miami un acuerdo de 42 paginas con Goudreau que describe un plan para tomar el control del país, estuvo detrás de la incursión del mes pasado, con el respaldo de la CIA o de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés). Goudreau dijo que no llegó a cobrar y que se alejaron enojados. Por su parte, la Casa Blanca negó estar detrás del plan y el presidente Donald Trump bromeó con que si Estados Unidos hubiese estado implicado, las cosas habrían salido muy mal para Maduro.
The Associated Press reveló el 1 de mayo la historia del extraño plan de Goudreau para entrenar a un ejército voluntario formado por unas pocas docenas de desertores del ejército venezolano en campamentos clandestinos en la frontera con la vecina Colombia. Tenían planeado atacar bases militares e iniciar un levantamiento popular. El socio de Goudreau en lo que algunos líderes opositores calificaron de misión suicida era el general retirado venezolano Cliver Alcalá, quien vivía en Barranquilla tras huir de su país natal en 2018.
Alcalá se entregó a las autoridades estadounidenses en marzo, tras ser acusado de narcotráfico y apenas unos días después de que la policía colombiana confiscó un alijo de armas que según el general retirado pertenecían al grupo rebelde que él y Goudreau estaban preparando para derrocar a Maduro.
A pesar de no contar con el respaldo de Estados Unidos, de comandar una fuerza mal entrenada que no tenía opciones frente al considerable ejército venezolano y de los indicios de que los espías de Maduro se habían infiltrado en el grupo, Goudreau siguió adelante con sus planes.
El 3 de mayo, dos días después del artículo de la AP, apareció en un video desde Florida anunciando que unas pocas docenas de “combatientes por la libertad” que él comandó habían lanzado un ataque en una playa para entrar a Venezuela y capturar a Maduro. Los invasores fueron atrapados casi de inmediato y el asediado líder exhibió en televisión a los combatientes estadounidenses como evidencia de un intento de golpe de Estado apoyado por Estados Unidos. La operación ha sido ampliamente ridiculizada en redes sociales como “Bahía de Cochinos”, en referencia al fiasco de 1961 en Cuba.
Los motivos por los que el plan siguió adelante siguen siendo un misterio. Pero gran parte de la atención se centra ahora en el rol que desempeñaron Durán y su hermano Pedro.
Los dos fueron arrestados discretamente el domingo en Venezuela, aunque Pedro quedó libre más tarde, según Edward Shohat, el abogado de Franklin Durán en Miami. El régimen no ha confirmado aún las detenciones y no indicó si prevé acusarlos de delito alguno.
La historia del vuelo de Goudreau a bordo del avión de Durán fue reportada primero por PanAm Post, un medio digital conservador gestionado principalmente por exiliados venezolanos en Miami.
De acuerdo con los documentos de vuelo colombianos que PanAm Post compartió con la AP, el viaje del 16 de enero fue contratado por Servicios Aéreos Mineros (SERAMI), una aerolínea chárter creada en el estado venezolano de Bolívar, famoso por su producción de oro.
Un ejecutivo de la industria de la aviación confirmó la autenticidad de los documentos y dijo que los hermanos Durán utilizaban SERAMI para organizar sus frecuentes vuelos entre Colombia y Venezuela.
Según esta persona, Franklin Durán viajaba habitualmente a Barranquilla — manifiestos de pasajeros proporcionados a la AP muestran que realizó al menos cuatro vuelos entre los dos países entre noviembre de 2019 y enero de 2020 — para llevar comida y otros suministros a Venezuela, donde las sanciones de Estados Unidos y años de mala gestión han hecho que las tiendas carezcan de muchos productos.
Uno de los propietarios de SERAMI es Juan Carlos Ynfante, según dos personas familiarizadas con la empresa. Ynfante fue detenido el año pasado en la isla Gran Caimán por pilotar un avión con 135.000 dólares no declarados en efectivo. Además, aparece como presidente de la firma en un caso de decomiso federal en Estados Unidos en 2008 por el que un avión con el logo de la compañía fue incautado en Ft. Lauderdale tratando de contrabandear con 150 kilos de cocaína.
Además de los dos pilotos habituales de Goudreau y Durán, entre los pasajeros del vuelo de mediados de enero estaban Luke Denman y Airan Berry, dos veteranos y excompañeros de Goudreau en el 10mo Grupo de las Fuerzas Especiales en Stuttgart, Alemania, donde estuvo destinado antes de retirarse del servicio en 2016. Los dos, naturales de Texas, dijeron en confesiones grabadas en video que creían que la empresa de su colega, Silvercorp USA, había sido contratada por Guaidó.
No estuvo claro el motivo por el que los hombres viajaron en el avión a Colombia ni si Durán lo sabía. Goudreau colgó el teléfono cuando fue contactado por la AP el miércoles y no respondió a mensajes de texto con preguntas sobre el vuelo.
En el vuelo iba también Yacsy Álvarez. Los aspirantes a insurgentes en los campamentos colombianos describieron a Álvarez, de 39 años, como una ayudante de confianza de Alcalá que también trabajaba para Durán.
Un soldado voluntario dijo que cuando necesitó volar entre Bogotá y Barranquilla para alguna reunión fue Álvarez quien compró sus boletos. En otras ocasiones, él le transfería electrónicamente a través de Zelle, una red de pagos digital, pequeñas cantidades de dinero que recolectaba entre amigos y familiares para alimentar al grupo. En su declaración en la cárcel, Denman señaló que fue Álvarez quien los llevó en auto a él y a Berry desde Barranquilla a los campamentos donde se entrenaban los rebeldes.
Álvarez está en paradero desconocido.
En 2017, Álvarez fue nombrada directora de Industrias Venoco de Centroamérica, dos años después de que la firma se registró en Panamá. La empresa es una subsidiaria de Industrias Venoco, un fabricante líder de lubricantes para autos que estaba controlada por Durán antes de que fuese nacionaliza por Chávez en 2010.
Cuando perdió el control de Venoco, Durán estaba cumpliendo una sentencia de cuatro años en Estados Unidos por actuar como agente no registrado de Chávez. El líder había enviado a Durán a presionar al empresario Alejandro Antonini, quien estaba implicado en el llamado “Escándalo de la maleta”, un frustrado intento de contrabandear 800.000 dólares en efectivo para la campaña de 2007 de la expresidenta de Argentina Cristina Fernández a bordo de un avión alquilado.
Durante el juicio, la fiscalía señaló que Durán solía llevar una placa que lo identificaba como oficial de inteligencia de la Marina venezolana. Los hombres le pidieron al que fuera su amigo que asumiera las consecuencias y que se mantuviese callado pero, sin que ellos lo supieran, Antonini estaba cooperando con el FBI y grabó sus conversaciones.
Tras su liberación en 2011 y su regreso a Venezuela, Durán inició una batalla legal con el estado venezolano para reclamar la propiedad de Venoco. El empresario mantuvo un bajo perfil mientras se sometía a un tratamiento contra el cáncer. Finalmente, recuperó algunos de los activos de la empresa, incluyendo el nombre y una filial en Barranquilla. Su hermano, que responde al nombre artístico de Pedro “La Voz”, trató de labrarse una carrera como cantante de salsa.
Una mujer que respondió al teléfono que aparece como el de la firma de Panamá en el cibersitio de Venoco dijo que la empresa es privada y se administra desde Barranquilla. Un correo electrónico enviado a la filial de Panamá a través de la web de Venoco no obtuvo respuesta y los dos teléfonos asociados a la sede de Barranquilla en la página, no funcionaban.
Durán es también el fundador de Ruibal & Durán, una compañía que vendía chalecos antibalas y otros equipos a las fuerzas de seguridad venezolanas, material que habría sido valioso para un ejército invasor.
Él y su hermano mantenían una relación cercana con Alcalá. Imágenes que circulaban en redes sociales mostraron a Pedro Durán y Alcalá juntos, incluyendo una donde los dos están sentados a una mesa y en la que el general lleva una camiseta de Venoco.
El abogado de Franklin Durán en Estados Unidos se negó el miércoles a discutir el tipo de relación, si es que había alguna, con Goudreau o el vuelo de enero.
Pero Durán parece no haber vacilado nunca en su apoyo a la revolución antiimperialista a la que debe su fortuna.
“Soy un hombre de principios y convicciones los cuales fueron sometidos a prueba cuando intentaron hacerme admitir un montaje en contra de las instituciones venezolanas”, escribió en una carta abierta desde su celda en una prisión de Texas en 2010. “A pesar de todo esfuerzo mediático de un imperio y verme sometido a más de nueve meses a celda de castigo, jamás renuncié a mis valores.”
Fuente: The Associated Press
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