Tanto que a pocas horas de la detención, el régimen emitió un comunicado en el que se refería a Saab como un “agente” del Gobierno. Función que le otorga, según el razonamiento chavista, la “inmunidad diplomática”. El empresario colombiano -de origen libanés- también actuó con rapidez para evitar terminar ante la justicia norteamericana: contrató a José Manuel Pinto Monteiro, un poderoso abogado reconocido por llevar casos de narcos y lavadores de dinero.
El lunes pasado circularon las primeras imágenes del testaferro de Maduro detenido en la isla africana. El martes, fue trasladado desde la Isla de Sal a la cárcel central de Ribeirinha en São Vicente, una prisión donde está recluidas personas que son capturadas por narcotráficos en los puertos de Cabo Verde, y que tiene varios antecedentes de fugas.
Saab, quien tenía solicitud de captura internacional en Interpol, acusado de lavado de dinero y corrupción en un tribunal de Estados Unidos, fue detenido luego de que el avión privado en el que viajaba -un Bombardier Global 5000, con matrícula T7-JIS- solicitara autorización para aterrizar en Sal con el objetivo de repostar combustible. Cabo Verde era simplemente una parada técnica de un vuelo que lo trasladaba de Caracas a Teherán, capital de Irán. Hoy, el mayor temor del empresario es que ese haya sido su penúltimo viaje antes de terminar en suelo norteamericano.
Este sábado Estados Unidos fue enfático: hará “todo lo que tenga que hacer” para lograr la extradición de Saab. “El Departamento de Justicia va a pedir la extradición de ese señor a Estados Unidos, donde hay una demanda en su contra”, afirmó James Story, encargado de negocios de la Oficina Exterior de EEUU para Venezuela.
El domingo pasado, dos días después de la detención de Saab, el fiscal general de Cabo Verde, José Landim, confirmó que hay un proceso de extradición abierto. Detalló, además, que el país que solicitó la detención del testaferro de Maduro -en este caso Estados Unidos- tiene 18 días para formalizar dicha solicitud, aunque se puede extender hasta 40 días. Si bien el país africano no tiene un acuerdo de extradición con Washington, aclaró: “Cabo Verde es miembro de las Naciones Unidas, como la mayoría de los países del mundo, y como tal, es parte de las convenciones de la ONU sobre diversos delitos. Me refiero al crimen organizado, la corrupción y el narcotráfico”. En ese sentido, el hecho de que haya sido recluido en una prisión de narcos no es algo menor. Más bien fue tomado como una señal.
El empresario colombiano era vendedor de llaveros y uniformes de trabajo en su Barranquilla natal. Allí conoció a Álvaro Pulido, el otro contratista del régimen venezolano que también es buscado por la justicia norteamericana cuyo verdadero nombre es Germán Rubio. Sin embargo, por problemas judiciales, dejó de utilizar su nombre y comenzó a utilizar la identidad de una persona fallecida en Miami en 2005. En 2000 Pulido fue relacionado a un caso de narcotráfico en Colombia. De acuerdo a la revista Semana, eso le abrió, hasta hoy, la puerta de millonarias contrataciones en Venezuela.
Saab y Pulido comenzaron a exportar al país vecino utilizando el polémico sistema preferencial de cambio CADIVI. En 2011, Saab participó en un acuerdo alcanzado entre los por entonces presidentes de Colombia y Venezuela, Juan Manuel Santos y Hugo Chávez. En el acto donde se rubricaron las firmas, también estuvo Maduro, por ese entonces vicepresidente de Chávez. El convenio era para la construcción de viviendas prefabricadas. No obstante, a la prensa venezolana le llamó la atención que la compañía representada por Saab (Fondo Global Construcción) no tenía experiencia en construcción, y había sido constituido apenas días antes del acuerdo. “Aquel día, en una Caracas que todavía nadaba en la bonanza petrolera, ese personaje consiguió de golpe entre 500 y 600 millones de dólares”, indica Semana.
Fuente: Lapatilla.com
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