El movimiento telúrico cuyo epicentro se ubicó en el sistema de fallas de San Sebastián, produjo graves daños en las edificaciones más importantes de Caracas e impactó negativamente en el crecimiento demográfico y los procesos de expansión urbana desencadenando un arduo proceso de reconstrucción que se vio obstaculizado por otras circunstancias adversas como la pobreza generalizada, las plagas, las epidemias y los piratas.
Según las fuentes históricas el saldo del terremoto fue de aproximadamente 80 víctimas fatales en Caracas y La Guaira. El obispo fray Mauro de Tovar relató el suceso de la siguiente manera:
“El día de San Bernabé, once de junio de 1641, entre las ocho y media y las nueve de la mañana, tembló la tierra grandemente e hizo en esta ciudad de Santiago de León de Caracas y en su puerto de La Guaira un destrozo miserablísimo. No hubo casa, una ni ninguna que no viniese totalmente al suelo o no hiciese tan grande sentimiento que se pueda en muchos tiempos vivir. La iglesia mayor se abrió por diferentes partes, (…) cayó parte de la iglesia del Convento de Las Monjas, cayó casi toda la iglesia de San Francisco…”.
La anécdota de Ropasanta
Cuenta la historia, que recoge en un formal estudio la doctora Alejandra Leal, investigadora del departamento de Sismología de la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis), que once días antes del evento telúrico, un hombre conocido en la naciente ciudad como “Ropasanta” había tenido una visión sobre el terremoto y días previo al evento comenzó a caminar las calles de la tranquila ciudad de Caracas cantando:
“Que triste está la ciudad, perdida ya de su fe, pero destruida será el día de San Bernabé, quien lo viviere lo verá”.
La anécdota sugiere que un día antes del terremoto, víspera de San Bernabé, Ropasanta abandonó la ciudad y se refugió en el cerro de El Calvario, desde donde contempló la ciudad destruida con sus sobrevivientes enloquecidos.
Durante la catástrofe, el obispo que estaba en la Catedral, al sentir bambolear las paredes y crujir los techos se escapó salvándose como podía y salió a la calle, donde tropezó con parte de las personas que clamaban misericordia. Siendo testigo de cómo se vino al suelo la Catedral, parte de los conventos de San Francisco y San Jacinto, el primer hospicio de los mercedarios -ubicado en la actual esquina de Amadores en La Pastora- y el Hospital Real de San Pablo, al sur de la ciudad.
El primer terremoto histórico que afectó a Caracas
Leal afirma que -aunque se trata del primer sismo registrado históricamente en la ciudad de Caracas- el Terremoto de 1641 es un evento poco conocido, no sólo desde la perspectiva de la sismología histórica (disciplina que estudia los eventos ocurridos antes de la aparición de los instrumentos de medición sísmica para asignarle parámetros básicos) sino también desde la perspectiva de la historia urbana como campo específico que se ocupa de todas aquellas circunstancias que influyen en la conformación de la ciudad y sus procesos constructivos.
Fuente: Lapatilla.com
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