La dirigencia de la oposición democrática no presenta ninguna propuesta para reestablecer el estado de derecho y el gobierno soberano en el país. Las acciones de calle, como protestas o concentraciones, han quedado en el olvido de los venezolanos. Los llamados a ir a la calle a reclamar derechos, como se hacían en el pasado, ya no son escuchados desde hace meses, y muchos sospechan de que todo se trate de acuerdos y negociaciones entre cabecillas opositores y delincuentes del régimen, para evitar todo tipo de acciones populares, a cambio de cómodos espacios políticos de trabajo y lucros elevados en dólares.
La desconfianza del pueblo se nota en todas partes, y aunque aún existan sectores que apoyan al actual liderazgo, se sienten abandonados por sus líderes y por su falta de acciones concretas y contundentes contra la dictadura.
Los mantras sociales de cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, ya no se oye en la boca de ningún líder opositor, y en su lugar apenas se ven día a día comunicados informando situaciones que ya todo el mundo está harto de conocer de antemano.
La corrupción se ha carcomido a todas las instituciones y partidos políticos del país. No existe en este momento un solo político que no esté salpicado por los dólares de la narco-dictadura. Cada quién está luchando apenas por su propio bienestar, por su posición política y la excelente vida de sus familiares estudiando y viviendo con lujos en el exterior.
Mientras que el mundo entero intenta ponerle fin a la dictadura de Maduro, con los mecanismos que tienen a la mano, como intervenciones armadas, o tratados internacionales, nuestros líderes opositores se niegan a aceptar tales intervenciones y solo nos mantienen con cuentos y promesas de que "Maduro caerá solo" y será en las próximas horas.
Fuente: Donlengua.com
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