Este secuestro realizado en el puerto de Salerno (en el sur de Nápoles) tiene un valor de mil millones de euros (unos 1.200 millones de dólares) en el mercado, según un comunicado de la policía italiana que asegura que se trata de la “incautación más grande de anfetaminas a nivel mundial”.
Según la investigación dirigida por la fiscalía de Nápoles, la droga se encontraba en tres contenedores, que contenían cilindros de papel para uso industrial y maquinaria.
Estos cilindros de papel multicapa, de unos dos metros de altura y un diámetro de 1,40 metros (probablemente fabricados en Alemania), permitían ocultar unos 350 kg de comprimidos colocados en las capas interiores sin poder ser detectados por un escáner.
Las tabletas fueron selladas con el símbolo “Captagon”, un medicamento clasificado como producto estupefaciente, también conocido como “droga de la Yihad”, según los investigadores.
“Se sabe que el Estado Islámico financia sus propias actividades terroristas sobre todo mediante el tráfico de drogas sintéticas producidas en Siria que, por esta razón, se ha convertido en el primer productor mundial de anfetaminas en los últimos años”, subraya el comunicado de la policía.
La investigación se había iniciado dos semanas atrás, cuando la misma unidad de investigación de Nápoles en el crimen organizado interceptó un cargamento de vestimentas de contrabando, que ocultaba 2.800 kg de hachís y 190 kg de anfetaminas bajo la forma de un millón de píldoras.
Este primer cargamento, enviado por una empresa siria, llamó la atención de las aduanas, porque estaba destinada a Libia a través de una compañía suiza, según informaciones del diario La Repubblica.
Los tres nuevos contenedores interceptado este miércoles fueron expedidos por la misma compañía siria a la misma empresa suiza, agrega el diario.
Los investigadores estiman que un “consorcio” de grupos criminales está involucrado, porque los 85 millones de comprimidos pueden satisfacer a un mercado de talla europea que va mucho más allá del consumo italiano.
Según una hipótesis, podría tratarse de un “cartel” de clanes de la Camorra (grupo criminal napolitano).
El confinamiento debido a la epidemia de coronavirus bloqueó muy probablemente la producción y la distribución de drogas sintéticas en Europa. Por ello, muchos traficantes habrían buscado aprovisionarse en Siria.
Producida inicialmente en Líbano y difundida en Arabia Saudita en los años 1990, esta droga fue hallada en los lugares donde se alojaban terroristas, como los responsables de los atentados de París en 2015.
Fuente: infobae.com
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