Durante la Cumbre Mundial del 2005, los jefes de Estado de los países adscritos a la Organización de las Naciones Unidas convinieron en establecer un mecanismo que garantizara la protección de “las poblaciones frente al genocidio, los crímenes de guerra, la depuración étnica y los crímenes de lesa humanidad”.
Como explica la propia Organización de las Naciones Unidas en su página web, “la responsabilidad de proteger se basa en tres pilares igual de importantes”.
Primer Pilar
El primero de ellos establece que cada Estado debe garantizar los derechos de sus poblaciones. Sin embargo, en el caso venezolano, resulta imposible esperar que quienes usurpan el Palacio de Miraflores rectifiquen sus crímenes y lleven a cabo un saneamiento judicial y político que permita el retorno democrático.
Por el contrario, es la propia administración chavista de Maduro la que ha impuesto un régimen de opresión al pensamiento disidente, mientras se sustraen los recursos de la otrora joya del Caribe, amparado en tribunales locales donde reina la impunidad.
Segundo Pilar
La Cumbre Mundial del 2005 también estableció como segundo pilar del R2P que la comunidad internacional, es decir, los Estados miembros de las Naciones Unidas, tienen la ineludible responsabilidad “de ayudar a los Estados a proteger a sus poblaciones”.
Nuevamente, la crisis de Venezuela a todas luces también “salta” este punto, debido a que la comunidad internacional ya ha planteado en reiteradas oportunidades diversos mecanismos de diálogo para restablecer el orden constitucional y plantear una negociación verdadera entre la cúpula de Miraflores y la legítima Asamblea Nacional, liderada por Guaidó.
Las iniciativas de Noruega o del Grupo Internacional de Contacto, por ejemplo, no han logrado avances significativos debido, fundamentalmente, a que uno de los actores, el régimen de Maduro, demostró que no está dispuesto a negociar su salida del Poder ni convocar elecciones competitivas y justas. Por ende, no hay razones para esperar un cambio de postura radical si las Naciones Unidas deciden establecer otra propuesta formal de negociaciones.
Tercer Pilar
Finalmente, el tercer pilar del R2P es claro: “La responsabilidad de la comunidad internacional de proteger a las poblaciones de un Estado cuando es evidente que este no logra hacerlo”. Es decir, que los Estados miembros de las Naciones Unidas deben asumir el compromiso de proteger unilateralmente a los habitantes de una nación golpeada por crímenes de Lesa Humanidad, incluso cuando sus líderes no son capaces de lograrlo por sí mismos.
La crisis de Venezuela estaría estrechamente vinculada con este último pilar debido a lo expresado anteriormente. Son los propios usurpadores del Estado venezolano los responsables directos de tales delitos, tal como lo dejó claro el más reciente informe de la misión del Consejo de los Derechos Humanos.
Por tal motivo, no se puede descartar que, una vez más, quizás la definitiva, el caso venezolano sea elevado al Consejo de Seguridad, con el objetivo de definir una eventual activación de la R2P. Aún así, siempre está latente la oposición de Rusia o China, estrechos socios del régimen de Maduro y acusados por la administración de Guaidó de participar en el saqueo a los recursos petroleros y mineros.
Para la ONU, “la aprobación de este principio en 2005 constituyó un compromiso firme que despertó grandes expectativas sobre un futuro libre de este tipo de crímenes”. Sustancialmente, el R2P es un mecanismo preventivo. La opción bélica es la última de una larga lista de posibilidades.
Sin embargo, la situación de Venezuela, como en muchos otros conflictos, ya ha avanzado más de lo soportable. Sus habitantes están sometidos a una sistemática simplificación de sus libertades. Lo único seguro es que la más reciente propuesta de Guaidó abrirá una nueva posibilidad de ponerle punto a final a la crisis e iniciar la reconstrucción paulatina del país con mayores reservas de petróleo del planeta.
Fuente: Lapatilla.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario