En los Estados Unidos es costumbre que cada cuatro años se alternen republicanos y demócratas, para que al final de ese período unos siempre terminen echándole la culpa a los anteriores, de cualquier cosa que haya corrido mal.
Pero este 2020 nos ha traído algo diferente, y es que de esta vez, se ha nombrado a una vice-presidente progresista, que está a favor del aborto y de la legalización de las drogas para que la juventud pierda la cabeza. El progresismo es tan popular, porque hace ver que los pobres y los que no trabajan, se alimenten de los ricos o de los trabajadores, así como lo hacen las sanguijuelas al entrar en contacto con la piel humana.
Al llegar el Progresismo a los Estados Unidos, y acabar con los discursos cargados de odio del saliente Donald Trump, se presume que todo será paz y amor con todo el mundo, pero no es todo bueno. Las luchas por la libertad de otros países como Venezuela, Cuba o Nicaragua, quedará por el suelo, ya que a los progresistas no les gusta meterse en conflictos internacionales.
El progresismo también traerá serios problemas en la salud de la población norteamericana, ya que los recursos que deberían ser utilizados para mejorar los hospitales o avanzar en la ciencia, serán ahora destinados a pagar o subsidiar miles de abortos diarios, como también para proveer a los jóvenes las drogas que necesitan consumir para "volar", una vez que las legalicen de una manera disfrazada, indicando que son para uso medicinal, mientras que todo el mundo sabe que la finalidad no es ciertamente solo esa.
Otro asunto que el progresismo maneja bien, es la defensa de las minorías excluidas, la inclusión de todo tipo de razas y culturas en la sociedad norteamericana y la defensa e integración de los homosexuales, bisexuales, transexuales, pansexuales, setosexuales, unisexuales y parasexuales, entre otros, lo que por un lado es bastante bueno, ya que todas esas personas merecen ser respetadas e incluidas, pero que por otra parte puede producir efectos negativos en el aumento de la natalidad y también en la expansión de enfermedades sexuales de todo tipo.
Además, los progresistas son más abiertos e inclusivos cuando se trata de admitir que personas de muchas culturas diferentes a la norteamericana, tengan también sus derechos, lo que es bastante válido y positivo por un lado, pero por otro lado, podrán entrar al país muchos musulmanes o individuos de culturas que odian al pueblo americano, y que sin duda alguna estarán bajo ese manto de seguridad del progresismo, para luego generar el caos con actos terroristas de enorme escala, que seguramente veremos en los próximos años como algo común en esa nación.
Seguramente veremos que los Estados Unidos perderán terreno como potencia mundial y su economía se verá bastante afectada, debido a que los progresistas no se preocupan por el bienestar de toda la nación, sino de cada individuo por separado.
Se vislumbra una división en la sociedad norteamericana, muy parecida a la que ocurre por ejemplo en Venezuela, en la que una buena parte de la población apoyará ciegamente a Biden mientras que otra buena parte hará todo lo que tenga a su alcance para evitar que tenga éxito en cualquier proyecto, por lo que esto significará un atraso soberbio en la sociedad norteamericana, ahora dividida en dos partes bien diferentes. Seguramente, hasta las propias familias se verán divididas y peleadas durante todo este período.
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