El homicidio, que causó consternación en los medios culturales y artísticos, fue aclarado por funcionarios del Eje Contra Homicidios del Cicpc – Táchira, que en horas de la madrugada del martes lograron apresar, en la invasión Machirí, al presunto autor del crimen y recuperaron los objetos que fueron robados durante el hecho
Tras más de quince días de intensas averiguaciones, funcionarios del Eje Contra Homicidios Táchira del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, Cicpc, lograron el esclarecimiento del crimen del artista plástico y promotor cultural, José Antonio Sánchez Pulido, de 64 años de edad, al lograr la captura del presunto responsable en una vivienda ubicada en la calle principal del sector conocido como Invasión La Machirí, en la parte alta de la ciudad.
Pese a que aún las autoridades no han revelado detalles sobre el esclarecimiento del caso, se sabe que el presunto responsable es un joven que apenas tenía dos días trabajando en la residencia de Sánchez Pulido, con quien sostuvo un fuerte altercado por cuestiones de tipo personal y que, luego de cometer el homicidio, decidió robar algunas pertenencias de la víctima, entre las cuales se encuentran su computadora personal y el teléfono celular, que ya están en manos de los investigadores.
El crimen
El cadáver de José Antonio Sánchez Pulido fue encontrado en horas de la mañana del 19 de mayo, en el interior de su residencia, quinta “Liz”, ubicada en la avenida Trujillo de la urbanización Las Lomas, vía a Santa Teresa. El hallazgo fue realizado por el jardinero, que al presentarse a trabajar vio con extrañeza que la puerta del garaje se encontraba abierta, por lo que ingresó a la casa, llamando a su patrón a voces, pero no logró obtener respuesta.
Llegó hasta el dormitorio de Sánchez Pulido y lo halló sobre la cama, sin signos vitales, amarrado de pies y manos con una sábana, por lo que de manera inmediata se comunicó con las autoridades policiales para notificar la situación. También se percató que en la habitación había un gran desorden y faltaban algunos objetos, lo cual era evidente por los espacios vacíos.
El jardinero logró hacer una relación de las cosas que a simple vista le parecía habían desaparecido y la entregó a la policía para las investigaciones. En ella incluyó la computadora, tipo laptops, de su jefe, el celular, un televisor de 27 pulgadas y un taladro eléctrico.
Varios sospechosos
Detectives de la Brigada Contra Homicidios del Cicpc Táchira, de inmediato se movilizaron hasta la quinta “Liz” para hacerse cargo de las investigaciones. Al sostener conversación con personas cercanas al artista, supieron que este vivía solo y que mantenía en su casa una galería para la exhibición y venta de obras de arte, por lo que la vivienda era frecuentada por gran cantidad de personas, muchos de ellas extrañas, consideradas como clientes eventuales. Además, José Antonio era una persona muy alegre y sociable, lo que le había permitido contar con un alto número de amigos, muchos de los cuales solían visitarlo para compartir, ya que además era un consumado cocinero y disfrutaba al preparar alimentos para sus amigos.
José Antonio Sánchez había pasado por dos momentos desagradables en días anteriores. Uno de ellos al ser víctima del COVID–19, y otro por haber sido sometido a una intervención quirúrgica de emergencia, situación que ya había superado, contando para ello con el respaldo de sus trabajadores y la inmensa cantidad de amigos que se preocuparon por su salud. Los detectives, como por lo general ocurre en este tipo de casos, se dedicaron a analizar el perfil de algunas de esas amistades y personas que formaban parte del personal que laboraba en la quinta “Liz”, a fin de elaborar una lista de sospechosos.
Varios de ellos fueron citados a la sede policial para ser entrevistados y poco a poco la lista se fue reduciendo, hasta agotarse. No hubo resultados por esa parte. Ante algunos cambios de personal ocurridos en la sede del Cicpc Táchira, la dirección de las investigaciones fue asumida por los comisarios generales Jorge Luis Túa Rodríguez, nuevo jefe de la delegación estadal; Carlos Rodríguez, supervisor de Investigaciones, y el jefe de la Brigada Contra Homicidios, Dennis Abreu. Este último estaba abocado a las investigaciones desde el primer momento.
Ante la falta de pistas, los detectives regresaron a la zona del crimen para indagar sobre el terreno y conversar de nuevo con los vecinos. Detectaron que en algunas viviendas cercanas había cámaras de seguridad y buscaron los videos para obtener detalles. En ello se veía a un hombre que el 18 de mayo, día anterior a la localización del cadáver, ingresaba por el portón, y se centraron en él las investigaciones. Con algunas personas buscaron información, pero los resultados no fueron buenos, por cuanto se aportaron detalles que no eran reales.
Entre los sospechosos se comentaba de un carretillero del Mercado Mayorista de Táriba, a quien el artista plástico había conocido cuando acudía a realizar compras y lo había invitado a su casa. Pero de inmediato los detectives supieron que este dato no era real, pues José Antonio solía realizar sus compras en el mercado de Santa Teresa, por estar cerca de su casa.
Las labores de inteligencia policial se incrementaron y se pudo ubicar entre los nuevos sospechosos a un joven que dos días antes de ocurrido el crimen había llegado a la quinta “Liz”, contratado por el ahora occiso, para realizar algunas reparaciones menores. Los detectives fueron tras él y lograron averiguar que este sujeto tenía residencia en una vivienda ubicada en la calle principal de la Invasión La Machirí, próxima a un conocido motel.
Trascendió de igual manera que hasta allí se trasladaron los investigadores, que de forma discreta se desplegaron por el área, esperando ubicar al sospechoso. En horas de la madrugada, los detectives, bajo el mando del comisario Carlos Rodríguez y el inspector Dennis Abreu, irrumpen en la casa y atrapan al individuo. Las sospechas tenían fundamento, pues en esa casa fueron encontrados los objetos robados de la vivienda del pintor artístico, escultor y poeta.
Las acciones policiales se prolongaron por espacio de varias horas, hasta que pasadas las ocho de la mañana, salieron de la casa con el detenido, bajo custodia, y los objetos recuperados. El sospechoso fue trasladado a la sede policial para ser interrogado.
La muerte de José Antonio Sánchez Pulido ocurre por estrangulamiento, en momentos que los dos hombres sostienen una acalorada discusión, por motivos que aún no fueron revelados. Los jefes policiales, consultados sobre el caso, no suministraron detalles y se limitaron a decir que será el director nacional del Cicpc, comisario general Douglas Rico, quien suministre detalles sobre el esclarecimiento de este caso que generó consternación en los medios artísticos y culturales del Táchira y Venezuela, donde la víctima gozaba de gran aprecio.
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Fuente: lanacionweb.com
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