Cómo comprar un televisor de 43" en Caracas y no morir en el intento

Me dirigía esta tarde a una tienda de artefactos eléctricos y electrodomésticos, que queda al lado de la Torre de La Previsora en Caracas. Mi intención inicial era comprarme un Televisor Samsung de 43", y que vi en una publicidad por internet, a un precio que consideré más bajo del que había visto en otro lado.

Llamé a un taxista de confianza para que me hiciera el viaje hasta el sitio y me esperara a una cuadra del lugar, para poder llevarme mi TV sin mayor problema. Sin embargo, no me imaginaba que allí comenzarían mis problemas.

Llevaba escondido en las medias y los interiores, alrededor de 800 dólares, en varias denominaciones de billetes bajos. Como sabía el precio aproximado del aparato y tenía ese dinero para malgastar (si, ya se que es una fortuna) aproveché la promoción. Entré a la tienda, y con las manos temblando y sudando de nervios, le pagué al vendedor para que me diera mi TV de 43". Hasta que ocurrió algo que no estaba previsto.

Salí de la tienda sin percatarme de que alguien me había estado observando todo este tiempo. Lo noté cuando entré al taxi con el aparato, y de prisa le dije al taxista que "arrancara" ya que noté una presencia extraña.

Cuando ya habíamos avanzado 3 cuadras, perdí de vista al sospechoso, que iba en una Toyota blanca sin placas. Le dije entonces al chofer que había sido apenas una mala sensación que tuve y que ya podía ir a velocidad normal porque nadie nos estaba siguiendo.

Nunca pensé que por un simple televisor grande, tendría que estar tan preocupad y asustado por mi integridad física. Hasta que vimos que antes del semáforo, había una alcabala de un cuerpo policial que no se podía distinguir, porque no tenían credenciales a la vista.

Cuatro hombres armados nos paran, nos mandan bajar del carro, me piden todos mis papeles, la factura del televisor y me revisan hasta donde nadie me había tocado en varios meses. Para cosa rara, nos mandan a montarnos en el carro y seguir ya que no habían encontrado nada raro ni ilegal.

Tras el susto, y ya camino a casa, comentaba con el taxista sobre la suerte que tuvimos de que la policía no nos robase el televisor. En otros países es de lo más común comprar una TV, pero en Venezuela es algo de otro mundo, por lo visto.

A 200 metros de mi casa, veo la Toyota blanca aparecer de frente, y bloquearnos el paso. Me puse blanco como bola de naftalina, y comencé a rezar para que mi alma fuese a donde tenía que ir si estos individuos comenzaban a disparar.

Se bajan de la camioneta 2 delincuentes armados, me preguntan en voz alta "Dónde está?" y yo les digo que en la maleta. "El televisor está en la maleta, llévenselo". Sin decir más nada, le exigen al taxista que abra la maleta y yo ya daba por perdido mi televisor de 43" Samsung, totalmente virgen.

Los dos individuos, sacan una bolsa muy grande de la maleta del taxi, con varios "bloques" de color blanco adentro, y nos dicen que la próxima vez le digamos al "Wilfred" que guarde el "material" en cajas y no en una bolsa, casi transparente. Se la llevan a su Toyota y se largan hacia los lados de Catia.

El televisor quedó intacto, ya que ellos no estaban interesados en llevárselo. Apenas querían los extraños paquetes. El taxista vio la oportunidad de arrancar y tras andar 200 metros, llegué a casa. Le pagué al taxista, me bajé con el televisor y fui a tomar mis calmantes.

Una hora después conecté el televisor, y resultó estar dañado. Ahora debo volver por la garantía, si es que me la aceptan, pero no tengo ganas de que me vuelva a ocurrir esto.

Esta noche pensé en todo el asunto, y rebobinando, me di cuenta de todo lo ocurrido. Tras salir de la tienda con el televisor bien visible, uno de los individuos escribía la matrícula de mi carro, para informarle luego a los policías que me pararon má adelante. Una vez que ellos nos detuvieron para pedir papeles y todo lo demás, escondieron esa bolsa enorme, probablemente con paquetes de droga, en la maleta junto al televisor.

La idea de los delincuentes era que atravesáramos varios kilómetros hasta la zona en la que vivo, para luego quitarnos "la mercancía" y continuar con su trayecto hacia los lados de Catia. por algún motivo nos utilizaron como "Mulas expiatorias" y no nos robaron ni dijeron nada, más bien pensando que estábamos involucrados en el asunto.

Decidí esperar la madrugada, para poner el televisor dañado en una esquina de mi calle y esperar a que alguien se lo llevara, para evitar cualquier otro problema. Le recomiendo a todos, que cuando la policía los detenga en la calle, y si tiene suerte de ser liberados, revisen bien su vehículo antes de irse a su casa.

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Fuente: Donlengua.com