El principal centro de entrenamiento, el estadio Brígido Iriarte de Caracas, clama desde hace ocho años una pista de atletismo, pero también atención al resto de sus instalaciones. El desgaste es tan visible que ya no se lee con claridad el nombre del recinto en la fachada. Las letras se están cayendo.
Fuente: EFE
Y su gimnasio de boxeo está sumergido en el desamparo y el descuido. Con un cuadrilátero reparado con cinta adhesiva, unas bolsas de arena vencidas, espejos y baños dañados entrenan profesionales y futuros boxeadores que, como la mayoría de venezolanos, exigen condiciones aptas para poder prepararse o trabajar.
La promesa
El pasado 1 de agosto, Maduro anunció el lanzamiento del «plan ruta olímpica» con miras a París 2024, para fortalecer el área deportiva y entrenar a los atletas.
Indicó que «es clave mejorar y ampliar la masificación deportiva (…) mejorar el sistema cazatalentos de todos los deportistas cuando tienen ocho, nueve años (…) y crear las condiciones para traer a los mejores entrenadores y profesionales del mundo».
Sin embargo, el presidente de la FVA cuestiona y reprueba que se pretenda traer a entrenadores del exterior para garantizar la preparación de los atletas porque, además, el pago de esos profesionales le cuesta más al Estado que uno local.
«¿Qué le pido yo al presidente? Vamos a traernos -a los entrenadores venezolanos que se han ido del país-. Vamos a ofrecerles 500 dólares a los entrenadores para que vengan y yo te apuesto que los entrenadores se vienen», aseguró.
«De repente, podemos traer a un especialista chino, pero que nada más venga dictar un curso de un mes (…) se vaya y, por internet, se va chequeando todo el programa. No necesitamos que se quede aquí y se lleve 5.000 dólares mensuales, que esos reales los podemos repartir con entrenadores venezolanos», apuntó.
El régimen, hasta ahora, realiza asambleas con atletas y federaciones que dan un atisbo de esperanza, pero aun así se mantienen las dudas sobre la mesa, porque el Ejecutivo también se ha reunido con otros sectores productivos que aún esperan soluciones.
Fuente: EFE
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